Esta semana tan movidita con el Debate del Estado de la nación han pasado desapercibidas muchas noticias por los medios y algunas de ellas merecen una reflexión.

Entre las mças llamativas tenemos dos ejemplos que representan todo lo que Kratox  no aprueba. Dos principios de trabajo totalmente contrarios a lo que proponemos y que los hemos visto útiles para explicarnos y que sean ejemplos del mal ejemplo.

No quisiéramos personalizar, porque ellos son simplemente unas víctimas más del sistema obsoleto que nos gestiona. Y ni siquiera damos nombres:

caso 1.

Al principio de semana conocimos en una entrevista que un afiliado a un partido político en su sección de Juventudes, sin haber trabajado nunca en su profesión de leyes, puesto que entró en política con sus tiernos 20 añitos, estaba cobrando alrededor de 4000 euros al mes con 29. El sueldo era un poco alto explicaba «porque estaba desplazad@ en Europa.»   Sin haber cotizado por un trabajo en la Seguridad Social, ni haber tenido otros jefes que no sean las juntas de su propio partido.  Pocos abogados españoles  menores de 30 años cobrarán esa cantidad de euros. Y generalizando, pocos Españoles menores de 30 años pasan de 1000 euros mensuales.

El afiliado ya lleva más de 10 años cobrando del partido.  En Kratox ni siquiera hubiera podido entrar puesto que proponemos el corte de entrada en 30 años. Y lo proponemos por esto mismo. Para que la juventud se dedique a prepararse, a terminar sus estudios y generar una opinión formada del mundo que le rodea. A conocer personas, ideas, y  estudiarlas a fondo. A formarse,  hacerse adulto. ( algunos dirán que eso cuesta más tiempo …  🙂 )

caso 2.

Este ha sido más discreto, ya que el personaje ha pasado de ser noticia y terminó su cuarto de hora de gloria. Tras haber sido edil de un Ayuntamiento de la Comunidad de Madrid, ha presentado su renuncia para participar en un programa de televisión de un canal español nacional especializado en prensa amarilla.

En Kratox, pensamos que antes de llegar a Política hay que llegar cotizado, con un trabajo estable y al que se pueda volver una vez terminada la vocación pública. Que solo en determinadas y excepcionales ocasiones pudiera pasar de 4 años. Nunca debería convertirse en una profesión.  Y no tendría que ser  porque el que no tiene donde regresar se convierte en un exclavo de sus actos y hará cualquier cosa para mantener su puesto. Sin tener ya opción ningúna de ser libre en palabras e ideales. Y más aún con la filosofia de los partidos actuales que requieren disciplina y militancia más estricta que un régimen militar.